lunes, 14 de septiembre de 2015

Inocencia.

El cristal despedazado es otra vez la copa vieja.
El ave lateral vuela hacia atrás y es el gorrión que era.
El agua se levanta y en la ceniza gris hay llamas.

El cielo desnublado recupera la lluvia,
y el muerto se intercala en el mundo por la grieta
que trazó un descuidado.
La mano desclava el oxidado puñal
y César es.

Recuperados por el pasado, los libros regresan a Alejandría.

Es la absolución pretérita,
la de Cain milagrosamente puro otra vez
por la magia de la piedra que vuelve,
de la frente ya íntegra de Abel resucitado.

También el desamor, el agrio desamor se triza
                               y me quieres de nuevo.

                     Daniel Herrendorf (de su libro El sueño de Dante) (1999)

viernes, 11 de septiembre de 2015

La princesa prometida.

 The reason a made it, was coming to fruition. I was going to get the evil that killed me.
 When I made you happy, I killed all the bad things that could be wrong in this sick world. And for a moment, I was alive again... And my fairy tale came true.

lunes, 10 de agosto de 2015

House of M.

 Imaginame difrazado de amor, cruzando una cordillera a pleno batir de alas. Así nos veríamos al día siguiente.
 Vestime con la calidez tejida de tu cuerpo, con esa propia desnudez que solo es tuya; con esa sonrisa que solo enamora, aunque finja reir, aunque quiera sonar y se piense estruendosa entre las habitaciones.
 Abrazate a mi cuerpo como si me fuera para no volver, porque no es que piense alejarme para siempre ni por siempre, pero quiero ese calor apasionante en una mentira, justamente porque planeo nunca hacerlo. Me decido a quedarme.
 Perdoname mis ausentes silencios, porque no los hago con malicia ni reprocho con saña, pero es tonto mi amor, amor mío. Soy tonto mi amor. Porque como mi amor, soy tuyo amor mío.

miércoles, 22 de julio de 2015

Destierro del Edén.

 Se mira al espejo y se tiñe de negro el pico, para animar a su reflejo y que le susurre dulcemente un "nunca más".
 Se siente tan aturdido y pelotudo que nadie le alcanza auxilio con palabra alguna, medida o no, como para que el pobre boludo sea un tranquilo infame por unos minutos.
 En menos de lo que pasan sesenta días gana un amor, pierde una amistad por segunda vez, le injertan un desconocido para fusilamiento, le desaparecen tres (agri)dulces memorias, tropieza tres veces, se desentiende de su vida, le extirpan el cariño y aún así, aunque trate, se esfuerce y se retuerza, no logra llorar. Se contienen a ras de la superficie, negándose a aflorar, una lágrimas caprichosas. Solo quiere descansar a la orilla de un salado y tibio río que naciera de la desdichada mirada de dolor que lleva a cuestas en el alma.
 Es patético como solo puede serlo una persona desesperada y al borde del colapso, ruega una mentira amable.
 Está perdido en un mar tempestuoso de desconcierto, porque desprovisto de su dicha, es un infeliz con cara de monigote.
Está enamorado.

miércoles, 10 de junio de 2015

Viernes de dolores.

 Nazarena siente en la piel el tajante beso que no se anima a despreciar. Las manos le tiemblan porque ya van dos horas y media que no admite descanso, no se lo permiten. Siente en el culo el doliente afán del fetichismo. Se aboca a gritar con toda la fuerza que le queda, ya no la desperdicia en intentos de escape. Atada y obligada a tener la frente en alto, la mordaza la ahoga.
 Le duele el cuerpo y no le pesa el alma.

miércoles, 3 de junio de 2015

Te parece justo.

 Igualmente, asi como pueda resentirte con mis males, es que te deseo exenta de otras angustias. Te procuro caricias y besos. Te lamo las heridas.
 Porque no quiero que nadie más te toque de esta forma, que nadie te cause daño, desmedido, desmerecido. Porque siendo responsable de tus cardenales, debo ser el único que te brinde cuidados.
 Siendo quien resuma tus cortes; sería, acaso, quien presuma tus grietas.
 Todo mal que te desee, lo hago por mi mano. Todo mal que te resulte, lo curo con mi boca.

jueves, 28 de mayo de 2015

Dios salve a la reina.

 Rosa viaja sentada en ese colectivo al que recurre todas las mañanas, con el mismo chofer de todos los días.
 Rosa vive en un barrio el cual asegura que, sin mucho conocimiento de estadísticas, se ha vuelto increiblemente, aunque en otras palabras, escatológico.
 Rosa trabaja doce horas por día limpiando los desastres de gente la cual dice conocer y haber visto crecer. Como si esta fuese justificación para el pisoteo que le realizan a su autoestima, llorando cada palabra en silencio al pronunciarla.
 Rosa gana por día menos de lo que su hijo gasta en polvos feéricos de distintos calibres.
 Rosa se castiga el alma repitiéndose una y otra vez que la descendencia es lo más sagrado y que se encuentra para, aunque el rechazo de la misma se lo niegue, protejer la susodicha. Se parafrasea de vez en cuando, con poca confianza en esas palabras, algún que otro versito de ese libro con anotaciones eclesiásticas en el que tanto se apoya.
 Rosa cree con todo su ser que "así es la vida" y a "cada uno le toca lo que le toca".
 Rosa es avara, porque en su falta de ambición por lo material, deseea poseer la eternidad inalcanzable, prometida a los pobres, a los desprotegidos, a los desposeídos, desamparados.
 Rosa no se va a ganar ningún cielo que no le hayan negado ya.
 Rosa muere, al igual que todos, un segundo a la vez. Se le acaba el tiempo.
 Rosa no va a ser llorada por nadie cuyas lágrimas sean de una pureza o un amor suficiente como para ofrendar.
 Rosa se pregunta donde estará su marido. Hace dos días que no vuelve. Pero esas cosas pasan, son "cosas de hombres", "necesitan tiempo para pensar".
 Rosa se muere y no nos damos cuenta.
 Nosotros morimos con ella.

jueves, 21 de mayo de 2015

Lumiere.

 Devanándome el alma y la mente en busca del conocimiento que no poseo, me doy cuenta que una escritura objetiva sería tan poco factible, siendo esto en cualquier caso posible, que me veo obligado a centrar mi mente en tu persona a travez del vidrio. Ese borrón que disimula y ríe detrás de la bruma y contra una pared bruñida. ¿Pero no es parte de la pintura el paisaje? ¿No es parte del arte el observador?
 Y entonces pienso en las palabras y como deben ser dichas, en como deben hacer sentir y como no las siento como quisiera. Porque estas no son mías, me las robás y me molesta. Ponés palabras que nunca diría y me causás sensaciones que no sentiría de otras formas. El pudor se había alejado cual infancia, pero lo traés de nuevo, alevoso, porque es para tu persona. Tu ingenio, tu mente, se pasean en danzas que capto como si las dejaras para regodearte en el mareo que me produce tu celeridad. Tus gestos y tus símbolos me enclaustran en una postura, tan solo comoda por la cercanía, de vigilancia inaudita que me llena de preguntas sobre tus enigmas. Y esto solo hablando en resumidas cuentas de lo que se vislumbra en sombra, la silueta oscura y sin definir, de tu pensamiento.
 Pero luego esta tu cuerpo. Inmancillable, acaso, intimidad. La mas hermosa de las geografías para explorar y desearse perdido en ella, para encontrarse siendo uno con la soledad del principio de tu incertidumbre. El calor, laxo, de tu centro. Los colores de las notas que emite tu voz, el canto de las quimeras encadenadas a la roca y bañadas por la sal.
 ¿Son esos los labios qué, por si no fueran ya suficientemente tentadores, roban lo solitario de la boca ajena?
 ¿Está detrás de esa mirada la austeridad conteniendo al regocijo?
 O sin mucho cariño por admitirlo, ¿seré un animal sin el don a reconocer que soy cautivo de mis propias maquinaciones?

sábado, 28 de marzo de 2015

No se los digo, pero lo saben.

 Nos vemos enraizados a la más mera de las sensaciones, nos vemos tan tristes, tan poco recíprocos en nuestros actos, tan vanales, que debemos inventarnos reacciones ajenas. Espejos sociológicos, ilusiones emocionales y títeres de nuestros cercanos. Somos presa de lo que nos sentimos, porque no sabemos como hacer sentir al otro. La dialéctica (y mierda que he hecho énfasis en este concepto a lo largo de mi breve escritura) parece cada vez más alejada de la conciencia común. Sin embargo, lector, no lo tome como un insulto a usted, sino una despresiativa forma, una desprolija chicana, a mi percepción. Aún en tiempos presentes me sigo considerando empático, al nivel de leer las cartas de presentación de los anónimos con pocas chances de error. Pero, ¿es acaso mi reconocimiento en una capacidad personal algo transformado en, simplemente, un vulgar regocijo?
 Queriendo creer que todavía conservo cierto atisbo de objetividad (la cual me atribuyo descaradamente), resulto insensible, quizá, a los problemas de muchos confidentes. Queriendo explicar esto, como una sensación de dejavú en la cual no puedo forzar a otros a opinar de mi misma forma, sino solo convidarles de una experiencia similar.
 A sabiendas de malestares que pudiesen acongojar a mis queridos, obrar tan solo como oyente, ¿es una mala actitud?, ¿debería; yo, acaso; ordenarles accionar alguno?
 Finalmente, y tan solo como experimento social, propongo que nos digamos la verdad sin tapujo, sin sentimientos de temor o culpa. Propongo una total y cruel verborragia al momento de criticar actitudes de los allegados. No busco una guerra ni una batalla campal. Tan solo experimentemos la libertad absoluta, en el plano de la concepción. Tan solo juguemos a que las ideas no lastiman, que no son reales. Amémonos tanto, como para lastimarnos sin control, tan solo una vez y por tiempo moderado. Seamos libres en nuestras restricción.