miércoles, 10 de junio de 2015

Viernes de dolores.

 Nazarena siente en la piel el tajante beso que no se anima a despreciar. Las manos le tiemblan porque ya van dos horas y media que no admite descanso, no se lo permiten. Siente en el culo el doliente afán del fetichismo. Se aboca a gritar con toda la fuerza que le queda, ya no la desperdicia en intentos de escape. Atada y obligada a tener la frente en alto, la mordaza la ahoga.
 Le duele el cuerpo y no le pesa el alma.

No hay comentarios: