¿Quién crees que soy?
¿Quién seré realmente?
¿Te enterarás hoy?
¿Recordaras lo ausente?
Lo que faltó en el momento,
lo que dije en silencio,
quizá vaya en aumento,
quizá lo potencio.
Mi sombra que gime,
mi persona se tuerce,
mi mente se deprime
y mi cuerpo se ejerce.
El llanto no se oye,
lo recuerdo y lo veo,
en quien me apoye,
oigo titubeo.
La luna me llora,
el llanto se pierde,
la sangre me adora,
la araña me muerde.
Quizá ya no haya
sueño alguno,
mi mente se calla,
vuelvo a ser uno.
viernes, 30 de noviembre de 2012
Cuestión de quirófano.
Sentía los cortes en su cuerpo, sentía la afilada hoja, pasar por su piel, sentía más que nada, una sensación de desesperación. Todos comentan, que la anestesia evita que sientas dolor, solo para ignorar su verdadero uso, esta vez, lo había descubierto. La anestesia no es un método para acallar el dolor, si no, para evitar que la victima reaccione, de forma molesta ante él.
Constantemente, se preguntaba si valía la pena lo que estaba haciendo, acaso, si era necesario esto, para ser feliz, si era necesario pasar por el dolor y la desesperación, si era necesario soportar las burlas y las quejas, si era necesario olvidar la primavera de su vida para vivir en un otoño permanente. Cada vez que estos pensamientos venían a su mente, una suave caricia helada rozaba su cuerpo. Su piel, antes, límpida porcelana, ahora se veía expuesta como solo un experimento más, solo otra prueba de lo retorcidamente cruel que resulto el azar en esta ocasión. Sus manos, laxas, blancas y heladas.
Nunca imaginó que pudiese ser, de esta forma. Los sacrificios, se preguntaba que eran, ¿Valían la pena?
¿Valía la pena él?
¿Valía la pena esto?
Amanecer con mayúscula.
Danzaba en el aire, sutil pero energético, delicado pero
imponente; sublime, pero aún así, los suficientemente diabólico como para
fomentar el pánico en el más valiente de los corazones guerreros de nuestra
tierra.
Sus ojos, las leyendas hablaban de los ojos rojos más furiosos que el hombre pudiese ver, pero no resultaba así. Su mirada era muy diferente a la imaginada, ojos negros. Los ojos negros más profundos, miraban con melancolía hacia el barro de la existencia, me sentía tan solo un trozo de tierra. Su mirada estaba enfocada en mí.
El pelaje dorado, las escamas verdes. Me recordaba a los trajes imperiales, hermosas túnicas divinas que tan solo podían ser portadas por semidioses. Pero esto. Esto era aún más bello.
Perdido en mi éxtasis, una voz resonó en mi cabeza.
-Soy la ira contra la ignorancia y la sed del conocimiento,-Dijo en forma de reproche.-soy el principio del fin y como tal el final de lo que alguna vez fue el comienzo,- Su voz se hacía cada vez más fuerte, sonaba como el trueno de una furiosa tormenta.- no soy el bien, no soy el mal;-y finalmente se despidió.- soy tan solo la duda que alberga en el corazón del esperanzado y el creyente.-
Con esto último dicho, desapareció entre las nubes como llego, en una fugaz y hermosa danza. Aún hoy me cuestiono si no lo soñé.
Algunos me decían que ellos representaban el odio, la ira del fuego. Otros decían que tan solo eran el mal.
Pero yo ahora entiendo todo, ellos tan solo son el conocimiento, del bien, del mal, son el conocimiento imparcial del cual está formado el universo.
El bien, el mal, esas solo son historias con etiquetas.
Sus ojos, las leyendas hablaban de los ojos rojos más furiosos que el hombre pudiese ver, pero no resultaba así. Su mirada era muy diferente a la imaginada, ojos negros. Los ojos negros más profundos, miraban con melancolía hacia el barro de la existencia, me sentía tan solo un trozo de tierra. Su mirada estaba enfocada en mí.
El pelaje dorado, las escamas verdes. Me recordaba a los trajes imperiales, hermosas túnicas divinas que tan solo podían ser portadas por semidioses. Pero esto. Esto era aún más bello.
Perdido en mi éxtasis, una voz resonó en mi cabeza.
-Soy la ira contra la ignorancia y la sed del conocimiento,-Dijo en forma de reproche.-soy el principio del fin y como tal el final de lo que alguna vez fue el comienzo,- Su voz se hacía cada vez más fuerte, sonaba como el trueno de una furiosa tormenta.- no soy el bien, no soy el mal;-y finalmente se despidió.- soy tan solo la duda que alberga en el corazón del esperanzado y el creyente.-
Con esto último dicho, desapareció entre las nubes como llego, en una fugaz y hermosa danza. Aún hoy me cuestiono si no lo soñé.
Algunos me decían que ellos representaban el odio, la ira del fuego. Otros decían que tan solo eran el mal.
Pero yo ahora entiendo todo, ellos tan solo son el conocimiento, del bien, del mal, son el conocimiento imparcial del cual está formado el universo.
El bien, el mal, esas solo son historias con etiquetas.
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