viernes, 25 de enero de 2013

Tus manos de porcelana.



 Y obnubilado me siento; capturado por tu encanto, que a razón de equivalencia, me levanta con una mano y abofetea con la otra.
 Desprovisto de toda armadura me entrego, a los actos juveniles de estupidez y recuerdo que, en tiempo irreconocible por la memoria, me han dado disgustos y a gesticulación de puñal, abriendo mi corazón de centro a extremos, punzadas imposibles de aliviar me produjeron.
 Me siento estúpido en ocasiones y lleno de ira en otras.
 Pero finalmente, entregado a la calidez absurda de la que se hace gala en tantos temas y se disfruta en tantos otros, me dejo morir en tus brazos.

2 comentarios:

Daniela Vide Naviska dijo...

Esta lindo, es cortito pero tierno (al menos si creo que entendí xD, capaz que es algo así como re sádico y cruel) y causa un efecto inmediato (más allá de que sea corto, porque puede ser corto y dejar una sensación de que falta algo). Abre y cierra, contundente, sin palabras de más ni de menos.

Buono! Café dijo...

Hacía mucho que no pasaba por acá... me llegó tu solicitud, pero así como llegó se fue, jaja.
Seguís escribiendo profundamente lindo, yo hace mucho que no lo hago y creo que perdí la costumbre. Con una amiga quisimos escribir una novela, que jamás arrancó.
Suerte, Mati, besos!