viernes, 19 de agosto de 2011

Confesión.

Y así resulta que te llamo e intento atraerte, no por que quiera hablarte, por que no tengo nada que decirte. Solo por que quiero que reacciones ante mi trampa. Por que me gusta cuando me hablas y me atrapas cuando me llamas, en caricias de dulces tonos valientes, que intentando imitar, burlo con austera firmeza.
Por que no me atrevo a pronunciar tales palabras de cariño en un tono tan plástico como estos días nos permiten. Viéndome involucrado quizá en penas de grandes repercusiones, de accionares rápidos, pero de resultados cuya estadía augura una partida lejos de encontrarse pronta.

No hay comentarios: