viernes, 19 de agosto de 2011

Londres.

Las naciones crecen, la gente se multiplica y el mundo se achica al paso del desarrollo. La sociedad muere y somos nosotros quienes la estamos matando lenta, pero eficazmente.
Dioses grises que se levantan desde subsuelos inhabitables tapan el sol que una vez nos alimentó. Estas edificaciones altas como el cielo, nos mantienen en días de eternos atardeceres ruidosos. Quienes comentaban que una ciudad se levanta ante nosotros, se equivocan, nosotros nos hundimos en ella.
Cada vez más insignificantes.

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